viernes, 20 de agosto de 2010

Nuestra Historia

Café Koinonía nace como la mayoría de las empresas de nuestro país, con una buena idea dando vueltas en la cabeza de personas, luchando por ser concretada, hasta que un buen día se deciden hacerlo.

Mi esposa y Yo somos simpatizantes del café por algún tiempo aunque debo confesar que es recién desde los últimos meses que he dado el gran paso: beber café sin azucar!!!
Fueron innumerables las veces que salimos de nuestra casa con deseos de un cafecito y un postre ligero aprovechando que alguien cuidaba a nuestros hijos. Siempre hemos preferido lugares tranqulilos, sin el bendito televisor a todo volúmen o la música estridente que pugne por meterse por nuestros oídos. Las opciones en San Vicente no son muchas y para ser honesto, al final terminábamos manejando un poco al norte rumbo a un conocido restaurant junto a un grifo, donde si hay buen café pasado y la tranquilidad anhelada, sólo por una taza de café. Algunas veces no había el tan preciado tiempo y no podíamos manejar o tomar una combi rumbo al distrito de San Luis, así es que llenos de esperanza nos avocábamos nuevamente a la búsqueda del lugar del café en nuestro San Vicente. las opciones eran las siguientes: Café pasado con olor "a pollo a la brasa", es decir un restaurant o pollería donde a las 7 pm. el plato estrella es el pollo a la brasa; no era lo que queríamos. Dicho sea de paso, en este restaurant ubicado a escazos metros antes de la Plaza de Armas, el pollo es delicioso. Algunas veces he terminado mi pollo a la braza disfrutando de un café pasado; pero un restaurant no es lo que uno tiene en mente cuando decide salir con su bella esposa en una cita cuasi-romántica, para simplemente conversar un poco.

Alguna otra opción surgió por allí: Café con olor a licor. Es decir un lugra donde puedes encontrar café pasado pero tienes que lidiar con el olor a licor que se consume en otras mesas ubicada en el mismo establecimiento. Otra vez, no es lo que tenía en mente. Al final regresábamos por el Pibe Market para comprar Cafetal y pasarlo en la cafetera.

Un día alguien nos dio la noticia: Han abierto un café!!!!
No podíamos creerlo, ¿sería verdad que por fin hayamos encontrado el tan ansiado lugar? como decimos los peruanos: Ver para creer!
Esta vez era la calle Ohiggins, el letrero decía Café..... entramos, pedimos un café y un Sandwich para empezar. Estábamos emocionados hablando de cómo este lugar se convertiría en nuestro "rinconcito" cuando arribó en sandwich, el café se hizo esperar. Estábamos a la mitad del sandwich cuando nos trajeron dos tazas con agua caliente junto a dos sachets de cafetal instantáneo. No podía creerlo. Pregunté si era el único tipo de café que tenían, y me dijeron que sí. Con el corazón roto nos dirigimos nuevamente a la casa a refugiarnos en nuestra cafetera.

Allí empezó todo; antes debo decir que profeticé que ese negocio no duraría mucho y así sucedió. Al poco tiempo que pasé por allí ya no estaban. Ahora hay un buen restaurant, de unos amigos nuestros que conocen bien su negocio.

Siempre que salíamos de un lugar pensábamos: "¿somos los únicos que nos gusta el café en San Vicente? NO creo!! ¿seremos los únicos que nos gustaría tomar un café de verdad en un lugar agradable sin mucho ruido? NO creo!! Alguién debería abrir un Café.... ......¿y si lo hacemos nosotros....?

La idea estuvo por algunos años dando vueltas en nuestras cabezas. Nuestra "sed" se calmaba cuando ívamos a Lima donde si hay buenos Café, pero siempre anhelábamos un lugar así en nuestro Cañete.

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